"No puedo comprarlo" o " ¿Cómo puedo comprarlo? ", son
declaraciones que hacían funcionar el cerebro de mi padre
rico. Lo obligaban a pensar y a buscar las respuestas. "No
puedo comprarlo" invoca la tristeza. El desconsuelo que
conduce a la desesperanza y, a menudo, a la depresión.
" ¿Cómo puedo comprarlo? " te abre a las posibilidades, la
emoción y los sueños.
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